Olla de presión
15.10.03

Tarek al-Tayeb Mohamed Bouaziz no ha sido un nombre recordado ampliamente, pero bien podría decirse que la persona detrás del nombre ha cambiado el mundo, o por lo menos nuestra percepción del este. Mejor conocido simplemente como Mohamed Bouaziz, el musulmán de 26 años no fue de la talla de Gandhi, King ni Mandela. Sin embargo, el acto que cometió, aunque haya sido por desesperación y su efecto no haya sido tan inmediato, fue una onda tan expansiva como la bomba atómica en Hiroshima. Su audacia fue simplemente atreverse a oponerse a la corrupción que consumía a su país. Su acto de inmolación pública en diciembre del 2010 hizo que estallara la olla de presión del descontento y el hastío popular que desembocó en la Revolución de Tunisia. El efecto secundario fue desencadenar la revuelta cívica masiva que arropó, en diversas intensidades, 18 países del Oriente Medio, la llamada Primavera Árabe.
       La situación reciente de Tunisia no es única en la historia humana, pero todas tienen un denominador común: la desesperación de un pueblo que llega a su límite de paciencia ante los atropellos de un gobierno dominante o abusivo. El punto de combustión generalmente es alcanzado lentamente, acumulándose gota a gota a un ritmo que cada día se acelera exponencialmente hasta que se colma la copa en un derrame que se convierte en una potente cascada de eventos. Este es el más extremo ejemplo de relaciones humanas combativas que continuamente empeoran sin que la presión sea descomprimida periódicamente, desde situaciones interpersonales hasta internacionales.
       Mientras la olla hierve no da indicios de peligro, permitiendo un ficticio sentido de seguridad; cuando estalla ya es muy tarde. Es en ese sentido de falsa seguridad que veo a Puerto Rico según escribo estas líneas. Los ánimos se agitan, el desespero de las clases media y pobre aumenta, los fondos federales se reducen, la pésima situación financiera gubernativa está estancada, la emigración de tantos compatriotas sigue en curso, el futuro de los servicios púbicos (electricidad y agua) es incierto, la garata política continúa, la estabilidad de los servicios médicos empeora, la corrupción es rampante, la clase política está enajenada del pueblo común y otra retahíla de males que asedian.
       Cómplice en esta situación veo los medios de prensa local empeorando la situación con su enfoque morboso en los sucesos más horrendos, pasándolos como noticias cuando no lo son por generalmente carecer de varios de sus elementos. En el caso de la radio y televisión abundan los parlanchines glorificados - aunque graduados de las universidades más prestigiosas - sin técnicas de locución ni de verdadero periodismo, sino con actitudes agresivas, prepotentes o ignorantes que se inclinan demasiado a la argumentación, a la contienda o a la incitación. Por supuesto, este es el estado de las cosas porque eso es lo que prefiere la gran masa.
       Si Puerto Rico no está exento de la historia, este curso en que estamos tendrá su flash point. Para Nohamed Bouaziz la causa de su estallido final fue la bofetada que le dio una oficial municipal (y estropearle sus productos agrícolas) al él no querer (o poder) pagar el soborno exigido para poder vender ambulante, aun cuando en su pueblo no se exigía permiso oficial para hacerlo.
       ¿Cuál será la causa directa para la erupción de Puerto Rico? Según intuyo, un solo incidente como en Tunisia pero con las cualidades importadas de Estados Unidos con sus horribles asesinatos masivos. Sospecho que acá no será tan amplio, pero considero una alta probabilidad de que sea una persona de alto perfil político, miembro de esa élite que abofetea el pueblo una y otra vez. Creo que no estaríamos lejos de tener nuestro Timothy McVeigh boricua en la persona de algún desquiciado que, como McVeigh, sinceramente crea que puede cambiar el mundo con un acto asesino. Como en caso del Oriente Medio, el problema mayor no será su acto específicamente, sino la posible ola que pueda crear indirectamente. La detonación requiere un solo cerillo de fósforo.
       Aunque creo que estamos al borde del caos social, también creo que no es demasiado tarde, que no hemos cruzado la línea de no regreso.
       Según expresado anteriormente, opino que todo suceso en el escenario de este mundo material tiene su contraparte causal "detrás del velo" (¿telon?) en las dimensiones espirituales que los producen. El ambiente material en que vivimos es reflejo de las cualidades que ha creado en el plano espiritual la energía colectiva de los habitantes de la isla; una vibración predominantemente desarmonizada inevitablemente causará sucesos materiales similares. Por lo tanto el contrapeso a las condiciones materiales tiene que ejercerse en el mundo espiritual.
       En este camino hacia nuestro destino como pueblo se requiere la participación de las personas más capacitadas espiritualmente como contrapeso al desequilibrio energético en que nos encontramos. Puesto que la mayoría está en la onda desarmonizada, y por ende está incapacitada espiritualmente, el reto recae sobre aquellos que pueden mantener una actitud armonizada (o cuando menos neutral) acompañada de palabras y actos afines a esta. Todo comentario desarmonizado debe ser contrarrestado abiertamente con uno armonizado sin temor a ser rechazado, enfatizando la sabiduría de que las condiciones acuales responden a la naturaleza alternante de la polaridad de la fuerza que impulsa el universo en la evolución cíclica material. Aquellos que pueden resistir los remolinos de críticas, quejas y decepción pueden, aunque no lo noten, tener una influencia potente en su entorno.
       Esta olla de presión de Puerto Rico todavía puede ser descomprimida. Si eres uno de los capacitados para sostener un tono interno armonizado y expresarlo, quedas retado. ¿Lo aceptas?

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